Por muchos años he seguido el futbol cubano y he
sido testigo de los maltratos y atropellos a los que han sido sometidos
nuestros futbolistas de la máxima dirigencia deportiva del país y de algunos
directivos de la Federación Cubana de Futbol más preocupados en destruir el
futbol y exaltar el beisbol, los primeros, y satisfacer sus propios intereses,
los segundos, con viajes a cualquier lugar sin que se vean los frutos de las “gestiones
realizadas” durante esos periplos de ultramar.
Desde el caos en las estructuras en Campeonatos
Nacionales hasta destituciones arbitrarias de técnicos, suspensiones sisañistas
de jugadores, hemos visto de todo pero lo ocurrido con la selección Sub 20 que
nos representará a partir de mañana en el premundial de Puebla ha superado todo
lo visto hasta hoy haciendo palidecer los oscuros años bajo el mando de Luis
Hernández y que desnudan las malas intenciones de la nueva cúpula encabezada
por René Pérez, quien por cierto ni se presentó a la despedida de los
muchachos, aunque eso sí, se aseguró su puesto en el avión que los llevaría a
Puebla.
Incapaz fue la Federación cubana, no ya de
conseguir partidos de preparación o entrenamiento en la altura, sino también de
conseguir los elementos básicos para la selección.
Sin siquiera una ceremonia de abanderamiento,
el pequeño acto de despedida fue más un esfuerzo de los familiares de jugadores
que un acto organizado por la Federación. El conjunto cubano viajó a México con
solo 9 pares de tacos y uniformes viejos a los que los entrenadores tendrán que
pegar los números con cintas adhesivas ya que la indumentaria que debía usar el
equipo está encerrada en el famoso contenedor del señor Pérez del que solo él
sabe y que ha desaparecido en el puerto de La Habana.
Así viajaron nuestros jóvenes futbolistas a
Puebla: Olvidados (la prensa cubana ni siquiera se molestó en hacer referencia
a su partida), mal preparados y mal alimentados pero con un corazón inmenso y una
voluntad de hierro que ni la interminable lista de vicisitudes vividas han
podido quebrantar.
A Puebla llegaron nuestros muchachos con sus
sueños mundialistas intactos y allí esperan sortear con éxito la emboscada que
le pondrán no solo sus rivales sino un enemigo más peligroso, La Altura, esa
que desgasta y destruye los organismos que no estén preparados para
enfrentarla, efecto que irresponsablemente han obviado el señor Pérez y su
camarilla y que pone en peligro la integridad física de nuestros jóvenes
guerreros.
En Puebla la selección tendrá que “Dormir con
el enemigo” (René Pérez) pero no estará sola pues nuestros corazones estarán
palpitando con ellos a cada minuto, haciendo fuerza por ellos sin importar en
que latitud del mundo nos encontremos, porque ellos son nuestro futbol, ellos
son nuestra selección aunque se nos quiera prohibir ese honor, ellos son… CUBA.
Tomado del Blog del Fútbol Cubano