No quiero enredar mucho la pita, seré directo porque el tiempo no está
para calentar mucho las ideas. Voy a defender nuevamente el fútbol
cubano, mi pasión y de algunos otros “locos” que estoy seguro sienten lo
mismo que yo al ver que la Selección Sub’20 de nuestro país no fue
reconocida el pasado jueves 28 de noviembre, día que se dio a conocer lo
más destacado del deporte cubano en el año que casi finaliza.
¡Béisbol mejor deporte colectivo!
Que alguien me diga sinceramente cuales son los méritos del
pasatiempo nacional este año para ser nombrado con tal condecoración.
Quinto lugar en el 3er Clásico Mundial de la disciplina, nuevamente
fuera de los cuatro mejores, siendo Cuba en mí opinión, junto a Estados
Unidos y Japón, los máximos exponentes de este deporte. Quedarnos fuera
del cuadro principal es muestra de que nos hemos quedado detenidos en el
tiempo en el cajón de bateo, sobre todo si tenemos en cuenta que el
conjunto que nos eliminó esta vez es envidiado por sus regates y
gambetas, amén de haber visto nacer en suelo tulipán a uno de los
grandes de todos los tiempos, Johan Cruyff.
Ciertamente se ganaron los torneos de Rotterdam en Holanda y
Challenge en Canadá, pero no fue nuestra selección mayor. Dichos eventos
fueron usados como estímulo para la novena de Occidentales (Ganadora de
Juego de Estrellas de la SN 52) y el elenco provincial Ciego de Ávila
(Campeón de la SN 51), aspecto que veo correcto, pero a su vez da la
medida de que dichos certámenes no poseen la calidad que se aspira
buscar para dar más realce a un deporte que sueña con volver al
concierto olímpico.
¿Qué se está premiando?
Hazaña, la de los muchachos de la Sub’20, que sin topes
preparatorios, con un solo juego de uniformes, sin abanderamiento
oficial, lograron llegar al Mundial de la categoría en un deporte donde
estamos bien alejados de la realidad internacional en cuanto a
resultados y… no obstante ellos mostraron que el cambio es posible,
imponiéndose a un fijo en el área de CONCACAF, Costa Rica, dos goles por
uno, en partido que daba el pasaporte a la cita universal. El día 26 de
febrero de 2013 quedó ya en la historia deportiva cubana.
Además, registraron en los libros mundialistas el primer gol del
evento desarrollado en Turquía, duelo que a la postre perdieron ante
Corea del Sur, pero que dejó sabor agridulce porque muchos creíamos que
pudo ser diferente. -Y que nadie venga a decirme que un Mundial Sub’20
no es la gran cosa-. De aquí salen las figuras que en menos de lo que
canta un gallo dan brillo al más universal, eso sin contar que dentro
del propio certamen se vieron futbolistas que ya son establecidos entre
los mayores: Paul Pogba (País-Francia, Club-Juventus-Italia), Gerard
Deulofeu (País-España, Club Everton-Inglaterra)
¿Porqué ser esquemáticos?
Darle el mejor equipo del año a las chicas del baloncesto, lo aplaudo
una y otra vez, pues ganaron el torneo FIBA América, y no solo eso,
pasaron por encima de Brasil y Canadá, elencos que habían privado a las
nuestras de citas olímpicas y mundiales.
Si poner al fútbol como deporte más destacado durante estos casi 12
meses era demasiado esfuerzo, por qué no darle a esos talentosos
jugadores menores de 20 años el premio a mejor equipo juvenil, categoría
que no se otorga, pero bien pudo ser esta la primera vez. Nada que así
seguirán los fanáticos al deporte más hermoso del mundo en Cuba hablando
de Messi, Cristiano, Zlatan, Van Persie… y pocos se acordarán de la
proeza de Maikel Reyes, Héctor Morales, Daniel Luis, Arturo Diz Pe,
Arichel Hernández y otros que ojalá sigan vestidos con la camiseta de
las cuatro letras.