Por: Arian Alejandro
E-mail: aralemax@gmail.com
Anoche estaba sentado en mi casa frente al televisor
mientras pasaban las noticias en la emisión estelar. Así transcurrieron 15
minutos después de las ocho, llegó entonces el momento de los deportes; efímero
como es costumbre… y sorpresa, no se habló del tan esperado debut de la
selección cubana sub’20 en copas mundiales. Y no es cualquier conjunto, es el
mío, el tuyo, el de todos los que nos sentimos cubanos.
Al parecer las noticias futboleras que se reproducen
en la isla, son las referentes al FC Barcelona, Real Madrid, Manchester United
o Bayern Munich. Luego muchos cronistas deportivos y pueblo en general, se
cuestionan por qué los chicos quieren ser como Messi, Cristiano, Rooney,
Zlatan, Neymar u otras estrellas del universo balompédico, en vez de tener como
ídolos a Marcel, Yenier, Linares, Molina, Cervantes y muchos otros que juegan
en una liga que pocos dan crédito, liga de terrenos que emulan zonas
desérticas, liga de trajes con colores prestados.
Aún así no entiendo el motivo de no hacer alusión alguna
respecto al momento histórico que vivirá hoy el movimiento deportivo nacional,
específicamente el más universal de los deportes. No obstante existen esos que
estarán en poco tiempo delante de la pequeña pantalla para ver a la generación
que me hace soñar con una clasificación mundialista en la categoría absoluta.
Recordar que Cuba ya estuvo en una cita de esta
índole, Francia 1938, aquella fue por invitación, yo quiero una inclusión como
la de estos chicos atrevidos, con aspiraciones que quizás queden en el camino,
no por falta de cualidades técnicas, presencia en la cancha o ganas de
“comerse” el balón, sino por la inoperancia de una entidad que no supo cuidar a
aquellos niños hace más de 20 primaveras, que casi acababan de recibir el
carnet de identidad, pero que nos representaron en dos copas del mundo
consecutivas para menores de 17 años (Escocia 1989 e Italia 1991), por lo que
tampoco tengo fe que lo hagan con esta ornada talentosa, y así lo creo aunque
me digan pesimista.
Hoy, desde las 11 de la mañana, hora de nuestro
país, sonará el pitazo inicial en Turquía, sede del evento. Por 90 minutos y un
poquito más seré feliz. Podré decir que mi Cuba estuvo en un mundial, donde no
harán acto de prepotencia en la materia dos países que se disputan la
supremacía en América y más allá de los mares, Brasil y Argentina. El rival
será Corea del Sur, equipo que apelará a la velocidad como arma para
desestabilizar a los antillanos. Ellos tienen como mejor actuación el haber
llegado a las semifinales en el año 1983.
Los otros dos contrincantes que acompañan a los
héroes de Puebla, apodo bien ganado por los míos, no por ser mexicanos, sino
por haber conseguido la hazaña en el pre-mundial celebrado en esa urbe, serán
Nigeria y Portugal. Los primeros tienen dos subcampeonatos (1989 y 2005),
mientras que los lusitanos si han probado el subir a lo más alto, esto ha sido
en par de ocasiones (1989 y 1991). Los del continente africano poseen un
tremendo físico, por su parte los europeos tratarán de hacer gala de
habilidades; individuales y colectivas.
A esto, los cubanitos intentarán responder sin
complejos, derrochando el virtuosismo que los llevó hasta aquí y con el cual
sueñan con poder avanzar más allá de la ronda de 24 equipos. Arichel Hernández,
Yordan Santa Cruz, Daniel Luis, Héctor Morales, Maykel Reyes, Andy Baquero,
Adrián Diz y todos los demás integrantes de la expedición caribeña, juntos a su
DT Raúl González Triana, están convencidos de poder dejar una huella en estos
eventos. Lo que me hace dar mi brazo a torcer y confiar plenamente, sin reservas,
ni temores y que luego de poner punto final a estas líneas, me levante de mi
asiento y diga con total seguridad que Cuba con su selección sub’20 a cuestas,
serán un balón cargado de grandes emociones, que rodará por un césped colmado
de anhelos y metas finalizadas con un gol recordado por siempre.