La selección nacional de fútbol de Cuba ultima detalles en su
preparación a falta de dos días para enfrentar a Honduras en el Estadio
Pedro Marrero, por la tercera fecha de la eliminatoria mundialista
Brasil 2014. Los cubanos realizaron una gira por Argentina donde
efectuaron de 5 a 6 partidos con equipos de la liga profesional.
Si bien la estancia por tierras sudamericanas ha generado buenos
dividendos en ocasiones anteriores, el panorama actual resulta poco
alentador debido a importantes ausencias y algunos problemas en la
preparación.
La historia comenzó a gestarse luego del revés ante Panamá en la
segunda jornada de la clasificación mundialista. Al regreso a La Habana
los jugadores tuvieron un periodo de asueto pero ante el llamado a
filas varios futbolistas se ausentaron a las primeras fechas de
entrenamiento. Allí tomo cartas en el asunto el nuevo seleccionador
nacional, quien aplicó medidas disciplinarias a los infractores. Unos
las asumieron, otros las rechazaron.
El primero en abandonar la causa fue Alaín Cervantes, quien
manifestó estar desmotivado y sin fuerzas para seguir jugando con la
selección. El avileño deja un gran vacío en el medio campo y será una
baja difícil de suplir para los próximos compromisos internacionales.
El Pelado aportaba creatividad, pasión y entrega. Cuando algunos se
amilanaban por la dificultad del desafío, ahí aparecía el 9 y con una
genialidad sacaba a los suyos del insomnio y tiraba del carro hasta el
silbatazo final. Se fue un grande, el más competitivo, y por el momento
no se vislumbra sustituto.
Algo parecido sucede con el futbolista más completo de la isla en la
última década, el villaclareño Yenier Márquez. El polivalente jugador
de 33 años era un referente defensivo y un líder natural, tanto dentro
como fuera del rectángulo de juego. Su salida del plantel llevará a
Chande a probar varios jugadores para suplir la retirada del patrón de
la zaga nacional. El fantasma del 3 rondará en cada balón aéreo que
sobrevuele el campo cubano.
El tercero en declinar su continuidad en la absoluta sería el
lateral derecho Aliannis Urgellés. El guantanamero tenía un lugar
seguro en el once inicial desde la era Triana y con el arribo del nuevo
estratega mantuvo su condición a base de buenas demostraciones. Su
presencia en la cancha garantizaba sacrificio y entrega para la
tricolor.
El posible cuarto ausente es otro guantanamero. El defensor Kanier
Dranguet resultó excluido de la expedición por dominios gauchos y a su
llegada a Guantánamo expresó a una colega su inconformidad con la
situación. “Estoy molesto porque nadie me dio razones para quedar fuera
y creo que no voy a jugar más con la selección”, comentó
extraoficialmente Dranguet. De concretarse su salida se perdería a un
jugador con experiencia y capacidad para moverse por todas las
demarcaciones defensivas.
De momento la solución ha sido subir al primer equipo a varios
jugadores de la reciente selección sub-23 para realizar un relevo
generacional bastante traumático en medio de esta eliminatoria
mundialista.
De los 20 jugadores que estuvieron en Argentina, al menos 6 no
vieron actividad en los partidos frente a Canadá y Panamá en el mes de
junio y lo más preocupante es que algunos apuntan a la titularidad para
el choque contra Honduras. Ese es el caso del delantero capitalino
Yaudel Lahera, ausente de las últimas convocatorias por cuestiones
disciplinarias. Lahera, participante en la pasada Copa de Oro, le ha
ganado el pulso a Roberto Linares y es la apuesta de Chande para buscar
el ansiado gol ante los catrachos.
Otro que puede ser regular el 7 de septiembre es el granmense Ruslán
Batista, quien ha ocupado en el campo la posición de Cervantes. Batista
tiene en su contra la escasa experiencia internacional y la presión de
sustituir a uno de los que más aportaba a la selección en cada partido.
Por lo pronto estas son las principales novedades en la absoluta.
Si a las sensibles bajas sumamos diversos problemas con la
alimentación durante los meses de adiestramiento en La Habana que
conllevaron a la suspensión de entrenamientos y cambios en las cargas
físicas, entenderíamos que Cuba no se encuentra en la forma óptima para
vencer a Honduras.
Los tres puntos frente a los catrachos en casa son importantísimos
si se aspira a conservar alguna remota esperanza de cara al tramo final
de la competición. La tarea es ardua, pues los discípulos de Luis
Suárez vienen presionados por la prensa de su país debido a los pobres
guarismos alcanzados hasta la fecha y de seguro saldrán a por todas en
la capital cubana.
Honduras es la clave, de nuestros futbolistas depende la posibilidad
de seguir soñando o volver a digerir un fracaso. Con los vientos que
soplan muchos auguran un final gris pero el fútbol ha demostrado en
incontables ocasiones ser impredecible. Los cubanos tenemos alma de
guerreros y habrá que esperar hasta el silbatazo final para decretar el
deceso de los criollos.
Sin embargo, cada día que pasa se demuestra que el deporte moderno
tiene en la competición su esencia vital y el fútbol, sin dudas, es su
máximo exponente. Una estancia de 15 días por Argentina no proveerá a
los jugadores cubanos el ritmo de juego y la calidad competitiva
suficiente para enfrentar a los principales conjuntos de la región.
Mientras nos contentamos con disputar partidos frente a equipos de
segunda y tercera división de la liga argentina, Honduras se mide al
Boca Juniors y Panamá encara al Portugal de Cristiano Ronaldo.
Las distancias se agrandan con el tiempo y aquellos a los que una
vez subyugamos, hoy nos miran con cierto desdén por encima del hombro.
Al paso que vamos dentro de poco nadie nos valorará futbolísticamente,
ni nos tendrán en cuenta para desarrollar un partido amistoso.
El fútbol cubano necesita acabar de dar ese salto cualitativo que
desde hace años se viene mencionando en sectores futboleros. Sobran las
palabras, faltan los hechos. No necesitamos que venga un gurú del
fútbol mundial a decirnos lo que tenemos que hacer para avanzar en este
universo competitivo. Las soluciones están a la mano, solo falta el
valor para asumir el cambio y sumarnos a las dinámicas mundiales. Basta
ya de estrategias a largo plazo y de justificaciones manidas, con el
trabajo dirigido a la base como principal argumento. El tiempo pasa,
los resultados no llegan y la desilusión impera en una afición que solo
quiere aupar a una selección ganadora después de tantos tropiezos.
Es momento de tomar decisiones inteligentes y apostar por un futuro
esperanzador donde las victorias no sean una quimera y Cuba vuelva a
ser un referente futbolístico en el área. Esa sería la primera meta,
luego se podría pensar en un título del Caribe o de la Copa de Oro como
preámbulo a otra clasificación mundialista. Sueños bastante lejanos en
el contexto actual pero no imposibles de conseguir con el trabajo
diario. El país, la afición y los futbolistas lo necesitan para volver
a sentir el placer de alcanzar la gloria.
Tomadode Cubadebate