Cuando quedan menos de 24 horas para que
nuestra selección Sub 20 salte al terreno del Estadio Universitario BAUP de Puebla,
la expectación de los fanáticos al más universal de los deportes, en nuestra
patria, va creciendo como río desbordado y no es para menos, las actuaciones de nuestros muchachos en la
primera ronda nos permite soñar con la primera clasificación a un Mundial de la
categoría.
Noventa minutos nos separan de la gloria, de
ese sabor mágico de una clasificación mundialista, ese sabor que casi hemos
olvidado aquellos que tuvimos la posibilidad de saborearlo por partida doble en
1988 y 1991 cuando nuestras Sub 16 y 17 llegaban a los Mundiales de la
Categoría en Escocia e Italia. Noventa minutos…. Y Costa Rica.
Quiso el destino que fueran los ticos, un país
al que nos unen profundos lazos futbolísticos, nuestro último obstáculo camino
al Mundial, la misma Costa Rica que hace dos años atrás nos despedazó los sueños
con un inobjetable 6:1.
Mañana, los nombres serán distintos, la sede
será distinta y las condiciones muy diferentes, si dos años atrás los
centroamericanos llegaban como amplios favoritos tras un feroz paso por la fase
de grupos, misma que los nuestros superaron solo gracias a la actuación de
México frente a Trinidad y Tobago, mañana serán los nuestros los que salen como
favoritos para llevarse el pase a semifinales y el codiciado boleto.
Mientras los nuestros llegan con un paso arrollador,
contundente, los ticos llegan sufriendo y sin demostrar un futbol de altos
kilates, pero Costa Rica es Costa Rica y mañana el partido es a otro precio, y
lo vivido en la primera ronda es solo historia, algo que demostró nuestra Sub
20 en el Premundial pasado cuando acaricio el boleto mundialista por 20 minutos
antes de sucumbir ante una potente Costa Rica, ayudada en el primer tiempo por
dos penalties muy dudosos.
Mañana será el día perfecto para la
consagración de un grupo de jóvenes cubanos que merecen una clasificación
mundialista, más que nadie, no solo por su exquisito nivel de juego o por la
calidad individual de algunos de sus elementos, sino por todo el sacrificio que
ha implicado el poder llegar hasta aquí.
Abandonados y desprotegidos por la Federación
cubana de futbol y el INDER cubanos a los que no les tembló la mano a la hora
de poner en riesgo la salud e integridad física de estos valerosos jóvenes al
lanzarlos a jugar un torneo de máximo nivel, en la altura sin darles la
oportunidad de aclimatarse, algo que pudo tener consecuencias nefastas sobre
nuestros muchachos, que sufrieron el rigor de la escases de oxigeno durante sus
primeros partidos en los que muchos necesitaron cuidados médicos especiales.
Olvidados por una prensa amarillista,
embelesada con las pálidas actuaciones beisboleras, que sigue sus actuaciones
en Puebla con notas más propias de un mensaje telegráfico que de un reporte periodístico
y por la televisión cubana que no se ha molestado en transmitir sus actuaciones
en este Premundial y que hoy a menos de 24 horas del partido más trascendental
en los últimos 25 años de nuestro futbol no da señales de tener intenciones de
transmitir el partido.
Olvidados, abandonados pero queridos, queridos
por toda una afición que se desvive por ellos, que los apoya así llega la Sub
20 al partido de mañana y con ese mismo cariño o más saldrá del Universitario
de Puebla sea cual sea el resultado, pues ellos son nuestros jugadores,
nuestros hijos, nuestros hermanos, esos que sin importar lo adverso de las
condiciones pusieron el pecho a la batalla, no se escondieron ni buscaron escusas.
Mañana justo cuando suene el cañazo de Morro
habanero, paralizaremos nuestras rutinas por 90 minutos, para desde la Habana,
Miami, China o la Luna apoyar a nuestros aguerridos jugadores pues mañana a
partir de las 9 faltarán solo 90 minutos para tocar el cielo.
Tomado de El Blog del Fútbol Cubano